UN RELATO POR LAS NUBES
Corre el bus, compitiendo con las nubes, al parecer están dispuestos a llevarse la delantera uno del otro; aquellas se vuelven ángeles, aves blancas , polares bestias o simplemente copos; como no es suficiente, las veo lentamente transformarse en las sublimes narraciones del abuelo; así , mientras el vehículo se interna rodeando los cerros , cobran vida aquellos personajes fantásticos y ancestrales que alguna vez dibujé con un pedazo de carrizo, en el extenso corral de mi casa ;no sé si ustedes, pero llama mi atención el silbido tan agudo de aquel duende que está escondido en la maleza ; aquí soy una nube más y puedo verlo tirando las pequeñas piedras a mi abuela Chayo, mientras lava apresurada la tremenda cantidad de ropa sucia que se le encomienda religiosamente cada semana. Ella ,aún moza y pretendida por muchos, incluso por mi abuelo , está justo ahí sentada a la orilla de la quebrada, al pie de su lavado;hoy se ha tardado más de la cuenta y se quedado sola .
Aquí soy una abultada nube y escucho claramente las esporádicas piedras hacer gritar la tina de fierro ,¿quién no?..
Mi abuela es aquella nube alargada y más oscura en su declinación, justo ahí se dibuja, espasmo a espasmo, la batea circular envuelta en múltiples espumas; veo su trenza larga escaparse de la copa ancha del sombrero ,veo sus sarcillos de plata cambiando de forma a medida que avanza el bus.
Mi abuela nunca tuvo miedo al duende , así era ella; la veo recoger la última piedra, voltear con tanta decisión, aquella que caracteriza siempre a nuestra raza y con todo “el indio en sus venas” lanzar sobre los arbustos escondidos las enfáticas e irreproducibles lisuras que el abuelo le aconsejó ; sólo así y escupiendo rudo sobre la tierra ha de lograr espantar al atrevido ser que pretende llevársela por los cerros más lejanos.
No se porqué no puedo ver a mi abuelo en ese cúmulo de nubes aterciopeladas ; aún hasta ahora logro encontrarlo allá arriba con sus crespos cabellos , su mirada discreta y lenta sonrisa ;entonces me doblego a la alternativa idea de sólo imaginarlo sentado al pie de la la quebrada , preguntandole a la abuelacomo le ha ido aquella tarde.
El bus se ha detenido…
-‘tamales ,tortillas con queso, paltas ,agua mineral, gaseosa”..
Me invade el frío y las ganas de orinar; cierro la ventana y me dispongo a bajar; meto la mano al bolsillo asegurándome que ahí sigue el pedazo de papel higiénico que guarde al iniciar el viaje para Ayabaca .
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