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Mostrando las entradas de mayo, 2022

La búsqueda

  Con el ceño marcado encorvánddose como si fuera a coger aquella   masa seca, sólida, humana , yerta; este hombre   moreno ,de cabellos ralos , canosos y   desordenados , dijo muy seguro de su hallazgo. - El   maestrito ha   pasado por aquí ;¿Cuánto quieres apostar? - ¿acaso usted reconoce a la gente por lo que hacen del cuerpo?. -¡Voy a creer!… ¡Te digo que por aquí ha pasado! , ¡ya verás ¡.. Don Alexander miraba fijamente el hiendo espacio intentando descifrar aquella aseveración y ,   con   la incredulidad propia de su ser ,    dio correspondencia a la aseveración del mayorcito. -¡Qué semejante cosa dice usted!.. pudo haber sido cualquiera,   alguien del pueblo o quién vino de   la ciudad y paso justo   por aquí .No precisamente pudo ser el Profesor Julio. - Disculpe usted ; yo no soy muy estudiado, conozco de foto   la capital, aquí   sólo escarbo la tierra y crio mis vaquitas para sobrevivir a...

El visitante

 -¡Qué cosas dices Martha!.. - Pero, es cierto... - seguro que lo has soñado y no te acuerdas bien . - ¡bah!..si ya me había ido a dormir b

El beso del muerto

El queso más grande

 - ¿Cuánto apostamos?... - ¡Si voy !...ella si quiere.Además para la fiesta de promoción me la llevo al Ecuador. Una mirada de orgullo por su amigo que está noche se haría hombre en los brazos de Martha,; ellos llevaban dos años de enamorados y su relación se había besado en entretenidas caminatas  a la escuela, a la chacra, al cementerio y a la tienda de doña María. Una pareja que había vencido los pronósticos de no durar ni un mes por  la estricta condición de sobreprotección que Don Modesto   ejercía sobre la muchacha. De no ser así, probablemente los adolescentes ya se hubieran internado en la urbe fronteriza para hacer una precoz  vida familiar. Alberto  llenaba de detalles a Martha, se había ganado su corazón: el cortejo había 

Pan de almuerzo

 - ¡Papi!..¿Que nos trajiste?.. La tarde era esplendorosa para el astro rey, era 28 de julio y papá siempre ,justo para este día nos traia el dulce favorito de la festividad. Al menos en mi casa, todos estábamos de acuerdo conmigo. - ¡ Yupiii!.. El pan de almuerzo; Umm!... qué rico.!... Déjame otro ... A mi también. - Calma, para todos hay . -

La paciencia de Vitalina

 Vitalina Guerrero era de esas personas que no se desprenden fácilmente de lo que ha logrado en la vida. Era una mujer muy luchadora y se había prometido tener grandes cosas desde los 12 años ,edad  que  escapó de su casa, allá en el cerro Picoloro; ella  llevaba impregnada en su sangre la imagen recurrente de aquella niña amarrada a un árbol y recibiendo los incesantes latigazos de su abuela; así que durante mucho tiempo sus oídos  le repitieron su reclamo    " - ¿Por qué mi Andrea y  no tú? ...¿por qué, si ella se iba a quedar con la chacra el Carrizo , con toda la casa ,con los animales ,ella se iba a quedar conmigo ...por qué tuvo que irse mi Andrea,la más buena de mis hijos. Ahora Vitalina era una mujer adulta y  llevaba una vida tranquila ; había hecho recuerdos gratos y familiares junto al finado Alberto León ,el único hombre que pudo con su genio del demonio. Vitalina le había hecho la promesa de no meterse ya en pleitos que ni de ell...

El saludo del muerto

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- "Hija, aún no canta el gallo,voy contigo ".  Sus ojos se abrieron como un reloj programado exactamente para la hora clave. Un frío sudor recorría desde sus sienes hasta voltear la curva del cuello .  - Que sueño tan raro ; mi mamita ...la vi clarito ;con sus ojos tristes ; parecía estar viva. ¿por qué me habrá dicho eso?... Que sueño tan raro.  El silencio de aquella hora  era sepulcral, Rosa Timoteo le llamaba " paréntesis de la madrugada" ; es justo a esa hora  que el aire está tan quieto que pareciera que Dios se ha quedado dormido.  - Ya debe ser tarde, ¡ cómo me dormí tantísimo!.. ¡seguro que llego con el sol bien puesto en Ayabaca! ... Apresuradamente puso el enorme  candado en la delgada puerta de madera  y con un brinco de agilidad  subió un poco más arriba de su cintura la pesada mochila marrón  ,su color preferido; con la misma prisa ,fijo con ambas  manos  el gorro de lana de oveja negra ,era un viejo recuerdo de d...

UN RELATO POR LAS NUBES

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  Corre el bus, compitiendo con las nubes, al parecer están dispuestos a llevarse la delantera uno del otro; aquellas se vuelven ángeles, aves blancas , polares bestias o simplemente copos; como no es suficiente, las veo lentamente transformarse en las sublimes narraciones del abuelo; así , mientras el vehículo se interna rodeando los cerros , cobran vida aquellos personajes fantásticos y ancestrales que alguna vez dibujé con un pedazo de carrizo, en el extenso corral de mi casa ;no sé si ustedes, pero llama mi atención el silbido tan agudo de aquel duende que está escondido en la maleza ; aquí soy una nube más y puedo verlo tirando las pequeñas piedras a mi abuela Chayo, mientras lava apresurada la tremenda cantidad de ropa sucia que se le encomienda religiosamente cada semana. Ella ,aún moza y pretendida por muchos, incluso por mi abuelo , está justo ahí sentada a la orilla de la quebrada, al pie de su lavado;hoy se ha tardado más de l...

La casa del abuelo ( el mejor lugar del mundo)

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 Mi abuelo Roberto era un hombre de esos que es difícil encontrar. Su  mirada de " toro bravo" seguida de una sonrisa fija y picarona  siempre causaba comentarios en los miembros de la  familia; sus crespos cabellos  blanqueados por la edad, revelaban toda una vida llena de experiencias que contar a los nietos. Mi abuelo siempre tenía una respuesta para cada uno de nosotros: " ¡ qué quieres muchacho ( a) de mierda !" secundada de la misma sonrisa picaresca que  en algunas tardes soleadas tuve la dicha de recibir; digo eso porque mi abuelo ya no está en este mundo. Pero sus relatos ,aquellos que contaba tan luego se sacaba el palillo de fósforo que solía masticar por hábito  y quiandose además su viejo  sombrero de paja, ahí mismo nos sumergía en una película llena de anécdotas y otras experiencias que siempre culminaba con una enseñanza de vida. Así era él cuando nos  contaba  aquellos relatos  de una vida hecha más que para la agri...